La historia de un antiguo amor.
Encontré a Michael por casualidad en una página francesa de Internet y respiré hondo al adivinar su rostro detrás de esas palabras, extraño quizás después de tanto tiempo cruzarme con su cara. Tenía ganas de saber de él, de conocer su estado, si las cosas le iban bien o había dejado en el camino algunos destellos, tenía ganas de atravesar la distancia que nos separaba y contemplar qué había hecho todo este tiempo. Lo cierto es que le había echado de menos, nadie me había mirado con tanta ternura ni me había considerado, hasta entonces, una persona maravillosa y desde aquel agosto de 2006 no había tenido noticias suyas, imaginaba que seguía con su música, que entre sus manos se escondían numerosas respuestas y que andaba un tanto ocupado.
No acudió a aquella cita del año siguiente, en la que le esperé durante casi todo el mes, y sé que estuvo en París porque acudió a un campamento junto con otros benevoles y ancianos, me dolieron sus silencios y también su falta de noticias, que no fuera capaz de contestar a ningún e-mail y que se marchara de mi lado sin darme demasiadas explicaciones.
Sé que echaba de menos a Sarah, aquella muchacha alemana que le había robado el corazón,. que quizás ese fue el motivo por el que no acudió a aquel encuentro, porque creía que yo tendría muchas más expectativas y le exigiría un precio que no podía pagar, pero no era cierto. Sólo quería verle, saber de él, quería encontrar entre sus manos el resplandor de otro tiempo, quería saber qué había sido de su vida, sólo eso.....
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